Al visitar subz3ro al principio me sentía escéptica y desconfiada del proceso. Sin embargo, me convencieron para que lo probara. Para entrar me dieron una bata, unos calcetines y unas chanclas especiales. Tomaron mi presión, para ver si podía hacerlo y cuando se dieron cuenta que todo estaba en orden, me subí a la cámara me quité la bata y me entregaron unos guantes. Pasarón los dos minutos y salí corriendo de la cámara, mis piernas adoptaron unas marcas color azul, que fueron desapareciendo poco a poco. A los pocos minutos empecé a entrar en calor (aquí dicen que se queman muchas calorías), descanse un poco y me sentí con una energía imparable el resto del día, sin contar con que esa noche dormí profundamente. Fue un poco de sufrimiento que al final sí sirvió y valió la pena, ¿y tú?